La hora de la verdad, el final del camino, la hora de las emociones. Podemos tirar de todos los tópicos que tengamos guardados en el repertorio para intentar definir que esta Copa Colegial 2024 ha llegado a su final. Un cuento con un final feliz para un solo equipo, una historia que arrancó con los fríos del invierno y que culmina con el florecer de la primavera, y que cuenta que el campeón fue Estudio.

UNA BATALLA DE PODER A PODER

Una batalla titánica apareció en el Movistar Academy Magariños. Y, cada contendiente, en busca de poner sobre la arena su estilo de combate. La versatilidad y la velocidad en las transiciones ofensivas de Pilaristas frente a la presión intensa y el 1vs1 en ataque de Estudio. Dos señas claras de identidad reconocibles en el baloncesto élite madrileño.

Dos campeones comenzaron a marcar la dinámica del encuentro, siendo Juan Bellod el héroe de los Osos con sus transiciones ofensivas constantes, y siendo Jorge Soriano su rival desde la potencia física y la habilidad al 1vs1. Pero el baremo que servía de veleta del partido iba a ser la pelea por el rebote; quien lo dominase iba a imponer su ley sobe el parquet.

En una igualdad palpable, Estudio iba a ser incapaz de competir si dejaba que Pilaristas disfrutase de puntos gratis en situaciones al contraataque. Lo único que le salvaba al equipo de Alejandro Alonso es que conseguían frenar las acometidas del ataque posicional de los locales. Mark Gómez, sobre la bocina, evitaba que hubiese un primer vencedor al final de los primeros ocho minutos, y dejó las tablas con el 17-17 como tentempié para lo que se venía.

A la presión en toda pista se agarró Estudio, y tenían tanta fe en su plan que su inquebrantable voluntad obligó a Pilaristas a caer en su juego. A base de miniparciales, los amarillos iban cimentando su ventaja en el marcador, punto a punto (y pérdida a pérdida en el otro lado de la trinchera), y dejando patente que los pupilos de Pedro Calvo estaban cortocircuitados.

Empezó a llover en el Magariños, una lluvia de triples de Estudio que, unido a la superioridad de Jorge Soriano, José Ruiz e Ignacio Cabrera, amagó con romper la pelea final cuando apareció el +10 en el marcador para el 20-30. Todo podía haber acabado, haber finalizado desde la furiosa reacción visitante, pero Pablo Sánchez insufló aire nuevo en los pulmones de los Osos para evitar que la renta fuese mucho mayor que el 29-41 con el que nuestros campeones se dieron una tregua al descanso.

EL OLIMPO ESTABA RESERVADO PARA UNO SÓLO

Tenía que cambiar de estrategia Pilaristas, pues sus estocadas y sus defensas no estaban siendo efectivas. Pedro Calvo apostó por la locura, puso en cada ataque de Estudio una defensa diferente, y alimentó la excitación del descontrol para buscar reducir la ventaja que había obtenido su rival a base de trabajo en los primeros 16 minutos.

El efecto remontada fue efímero. Estudio encontró su oremus, recuperó el norte, y volvió a sacar el rodillo que había demostrado en el segundo cuarto. Se sacudieron el susto y volvieron a jugar con los diez puntos de diferencia a su gusto. Miniparcial a miniparcial, los amarillos se crecían en el partido.

Hasta que apareció Juan Bellod para darle un aire fresco a Pilaristas. Si no llega a ser por el ala-pívot, la lucha hubiese finalizado mucho antes. Puro coraje y entrega de un jugador que se vació en la pista. Pese a esto, Jorge Soriano e Ignacio Cabrera eran demasiado, y volvieron a colocar en su sitio el partido con el 44-57 entrando al último cuarto.

La historia iba a elegir a un nuevo héroe para esta Copa Colegial 2024. Ante los ojos de aquellos que comenzaron este camino 20 años antes, con el capricho del destino de que fuesen estos mismos equipos los que se batiesen en armas, Estudio iba a sumar un nuevo estandarte a su ya exitosa relación con este torneo.

Unos últimos ocho minutos en los que Pilaristas, que no bajó los brazos en ningún momento y decidió morir de pie y con los guantes puestos, no pudo bajar de los diez puntos una renta que Estudio supo amarrar a la perfección. Ya no sólo la capacidad de resistir, sino de seguir dominando e imponiendo su ley hasta campeonar. Un 54-67 que alzaba al Olimpo, una vez más, a los Halcones.

Estudio confirma ser uno de los mejores equipos en esta Copa Colegial. Un histórico del baloncesto madrileño, como acreditan su 12º estandarte de campeón, y siendo el segundo consecutivo que logran tras ya hacerlo en la edición de la temporada pasada. Honor a un Pilaristas que ha firmado un curso fantástico, y que le reserva un futuro grandioso en años