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3 de Abril de 2019. Colegio Escuelas Pias San Fernando
Semifinal Masculino
FINALIZADO
Crónica: Laura García Higueras
Fotos: David Franco
4 Abril, 2019
Defensa, competitividad, agresividad y equipo podrían ser cuatro claves de los jugadores del colegio Escolapios de Pozuelo. Aunque faltaría algún que otro calificativo más, como deportividad, intensidad y compenetración para explicar por qué y cómo este grupo se ha convertido en el primer finalista de la Copa Colegial 2019. El camino no ha sido fácil, y mucho menos la última batalla antes de la gran final. Disputada en miércoles en vez de viernes, pero con el pabellón igual de lleno, la semifinal ente el colegio Arcángel San Rafael – que ya avisamos será uno de los favoritos en las próximas ediciones dado que la mayoría de plantilla aún no ha entrado en Bachillerato – les dio para salir enchufados, distanciarse en el marcador y que los rivales redujeran la diferencia hasta los cuatro puntos. Hubo tensión, hubo emoción, hubo sonrisas, hubo lágrimas pero sobre todo, hubo orgullo, actitud, esfuerzo y espectáculo.
Primer cuarto: Escolapios hace magia en el vestuario y sale a morder
Antes de la presentación de todos los encuentros disputados, la plantilla de los “lobos”, capitaneada por Juan Cabañas, sale corriendo de la pista para meterse en el vestuario. No sabemos muy bien qué se dicen, solamente podemos asegurar que desde el campo se escuchan sus gritos. Imaginamos que se apoyarán, liberarán la tensión y rellenarán sus depósitos de adrenalina para entrar en los partidos concentrados y con el espíritu no de no dar un balón por perdido, sino todos por ganados.
Y así ocurrió. Tan pronto como el árbitro lanzó la pelota al aire, esta llegó a las manos de Álvaro González, que anotó los dos primeros tantos del encuentro. Su entrenador Jaime Gómez Sellés gritaba “cruz” para que desplegaran su presión y empezar a robar balones con los que desesperar al rival y no dejarle apenas darse cuenta de que, ocho minutos después, estarían por debajo en el marcador 15 – 6. Un triple de Carlos Bécker y otro de Diego Martínez obligaron a Jaime García, coach de Arcángel a pedir tiempo muerto. Sus jugadores parecían menos decididos que los que tenían enfrente, pero en sus caras no había expresión de que estuvieran dando el partido por perdido, y nunca lo hicieron. Supieron esperar su momento y sostenerse ante la lluvia de carácter de Escolapios.
En su vuelta a la cancha, subieron el nivel de agresividad de su defensa y, minutos después, lograrían convertir su primera canasta gracias a Paul Dumitru. Con su presión y defensa en zona trataron de poner problemas a Escolapios que, aunque no lo parezca, fallaba más tiros que en otros partidos. Pero claro, tienen a Álvaro Jiménez, un base con un dominio de los tiempos, del espacio y de la toma de decisiones que ya podrían haber plantado allí el mismísimo muro de Berlín, que él habría seguido encontrando el hueco para penetrar o asistir a sus compañeros.
Y así lo hizo en la siguiente jugada, sabiendo ver a Javier García ganando la línea de fondo y recibiendo prácticamente solo. Dumitru volvió a responder para los suyos, Bécker firmó unos pasos laterales de manual al contraataque antes de que otro de los jugadores más destacados del partido, Gonzalo Franco de Arcángel, pusiera un tapón a tablero y subiera sus propias revoluciones. Un minuto después anotaba su primeros dos puntos y Jiménez, que viendo que no le entraban los lanzamientos de tres apostó por penetrar, sumó la última canasta del periodo.
Segundo cuarto: Álvaro Jiménez da una clase magistral sobre cómo se juega al baloncesto
Como adelantábamos, Jiménez, al que todavía le quedan otras dos ediciones de Copa que poder disputar, derrochó inteligencia con su juego en cada jugada. Ya fuera para saber cuándo debía jugárselas (metió 27 puntos), cuándo robar el balón, ir a por el rebote (capturó 10) y cuándo generar juego para asistir a sus compañeros. Y todo con clase y demostrando lo mucho que se divierte jugando por la cantidad de veces que sonríe, satisfecho por lo conseguido y decidido a mantener el nivel de talento en los minutos que resten.
Por su parte, los jugadores de Arcángel consiguieron liberarse de la tensión inicial y empezaron a entrarle los tiros. Dos canastas seguidas de Franco y la posterior de Rubén Larrey, que apunta maneras para dar -y mucho- que hablar en el futuro de esta competición, a aro pasado, hicieron que su marcador se fuera engrosando para, por lo menos, evitar que la diferencia fuera demasiado sangrante como para perder la esperanza en la remontada.
Claro que enfrente tampoco se cruzaron de brazos, y siguieron entregados a su causa. Otro que también regala en todos los partidos perlas de calidad es Bécker, el “jugador que todo entrenador querría tener en su equipo”, que aprovecha hasta los saques de fondo para utilizar sus recursos y anotar tras reverso. Eso sí, para valentía la del visitante Daniel García, que en esta Copa ha batido el récord de anotación gracias a los 45 puntos que anotó frente a Mirabal, que aunque en la semifinal se fuera a casa con “sólo” 9, no dejó de dejarse la piel y llevar la batuta de carácter de los suyos. Al descanso, Escolapios ganaba 35 – 20.
Tercer cuarto: Arcángel aprovecha los errores de Escolapios y se acerca
La Copa Colegial ya ha demostrado en numerosas ocasiones y partidos que es una competición en la que no vale relajarse, en la que los errores de concentración y los nervios se pagan muy caros porque cada partido es una final y en todos la derrota implica quedarse fuera de la lucha por el Estandarte. Está claro que la plantilla de Arcángel es algo que ha ido aprendiendo a fuego, porque eso fue precisamente lo que hizo en el tercer periodo: aprovechar los pocos errores de los locales para imponerse con un parcial 10 – 19 a favor.
“Vas sólo”, escuchó Jiménez decir a su entrenador en una jugada en la que, efectivamente, a quienes tenía por delante eran los cinco defensores rivales, pero le dio igual, y el crack de Escolapios acabó penetrando. Aun así, el periodo lo dominó Arcángel. Franco inventó canastas para todos los gustos, no en vano terminó con 25 puntos (y 29 de valoración), y gracias a un triple suyo, seguido de otro de su aliado Adrián González poco a poco fueron acercándose. A falta de tres minutos para finalizar el cuarto se habían puesto a 13 (43 – 30). Y Gómez Sellés detuvo el encuentro para frenar el acortamiento de distancia del conjunto rival.
En el regreso a la pista Daniel García convirtió otro lanzamiento de tres, acercándose a la barrera de los diez puntos (43 – 32), antes de que Bécker marcara bajo el aro (45 – 35). Pero llegó el momento de Franco, que finalmente logró la gesta de bajar de diez la diferencia con dos canastas – canastones más bien – seguidos dejando el resultado 45 – 37. Y García, a falta de cuatro segundos y tras reverso, les dejaba a tan solo 6 puntos a falta de disputar los 8 minutos decisivos.
Último cuarto: Arcángel llega a ponerse a cuatro puntos, pero los lobos se llevan la victoria
“Ya está”, aseguraba a sus compañeros Jiménez en los segundos previos al arranque del periodo. A pesar de haberse complicado la vida – quizás más de la cuenta – y haber dejado que Arcángel se metiera hasta el fondo en el partido, los locales no parecían del todo dispuestos a bajarse del camino al Estandarte. Pero claro, Arcángel siguió dando guerra. Los dos tiros libres convertidos por García colocaban a los suyos a tan solo cuatro puntos (45 – 41) y dejando entrever que todo podía pasar, que esta generación del 2003 podría acabar logrando el pase a la Gran Final.
En la siguiente jugada, Bécker hizo recuperar a los suyos el ritmo de anotación con un tiro de dos, aunque García volvió a meter y a mantenerse a tan solo cuatro puntos de distancia (47 – 43). Pero pronto Jiménez volvió a hacer de las suyas, primero acabando entrando a canasta tras coger el rebote en campo de defensa, y forzando la personal. La grada enloqueció con su acción y, aunque falló el tiro libre, Álex Bass cogió el rebote y sumó otros dos puntos. Y, en la siguiente jugada, Jiménez volvió a anotar tras recibir el pase desde el suelo de su tocayo González. Quedaban tres minutos y Escolapios recuperaba la diferencia de 10 puntos (53 – 43).
Franco respondió con otros seis tantos seguidos, intercalados con una canasta de Bécker y el posterior triple de Diego Martínez con el que en el marcador seguían por encima (58 – 49). Jiménez volvió a finalizar un contra ataque y Dumitru anotó para los suyos (60 – 51) pero, a falta de un minuto y medio, Bécker anotó un triple que pesó como una losa en la defensa rival. Jaime García paró con un tiempo muerto para dar indicaciones a los suyos y pedirles que siguieran intentándolo hasta el final. De hecho, Franco consiguió volver a meter canasta, pero para entonces solo quedó tiempo para que Jiménez convirtiera los dos tiros libres que sellaron el resultado del partido 65 – 53.
Entonces estalló la locura. La grada gritaba “orgullosos de nuestros jugadores”, los pequeños del colegio bajaron a la pista a pedir autógrafos a sus ídolos/compañeros de cole, que saludaron a los rivales. Adrián Cebrián fue reconocido como el MVP de Arcángel San Rafael, uno de los dos únicos jugadores que se despide este año de la Copa, pero que sin duda deja el listón bien alto para que sus compañeros, aún con tiempo por delante para seguir haciendo historia, lleguen a la próxima edición con más ganas y confianza en que podrán conseguir grandes hitos. En Escolapios, el máximo reconocimiento se lo llevó Álvaro Jiménez, que sumó 35 de valoración.
A la espera de saber quién será su rival en la final entre Estudio y Pilaristas, Escolapios tiene por delante tres semanas para disfrutar de lo conseguido y llegar a la gran cita el próximo día 26 de abril con la misma intensidad, garra y, puestos a pedir, acierto. Ojalá para ese día una cámara oculta en el vestuario con la que desvelar qué hay que decir antes de un partido para saltar a la cancha como ellos lo hacen.
Sergi Àlex. Hace 3 semanas
Redacción. Hace 3 semanas
Redacción. Hace 3 semanas
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