Los flamencos albergaban en su cancha un nuevo partido de la Copa Colegial y para ello llenaron su feudo del bien más preciado: gente para animar. Por su parte, el Fomento trajo consigo a numerosos espectadores, que se agolparon sobre el primer fondo de la pista. Así, familiares, amigos, compañeros, novios y novias ocupaban sus sitios para disfrutar de la Copa Colegial, en la que el baloncesto y el deporte son la máxima emoción. El COIN se había vestido de gala para la ocasión y el pabellón esperaba ansioso el inicio del partido, con todas las edades representadas en las gradas. Ambos equipos engrasaban sus muñecas con los últimos tiros de calentamiento y se motivaban con la música ambiente y el sonido de sus colegios, el choque estaba a punto de comenzar...

Primer cuarto: 

El partido arrancó con el ímpetu previsto. Ambos equipos se desvivían por impresionar a su grada, lo que provocó una lluvia de intensidad e imprecisiones. Con el paso de los segundos, los locales impusieron su dominio físico y estrenaron el marcador. Capturaban rebotes y salían a la contra con un ritmo vertiginoso. Juan Carro ponía la calma en cada ataque y Cilleruelo se encargaba del martillo, enlazando varios puntos seguidos que estiraron la diferencia en el marcador.

El nido rugía en cada jugada y el COIN ya se veía vencedor. Sin embargo, el bando visitante respondía con la omnipresencia de su escolta, Jaime Comín. El Fomento no perdía el hilo del partido, aunque en el tramo final del primer cuarto Carro y Cilleruelo volvieron a sacar el colmillo con varias acciones espectaculares de 2+1. Impusieron su potencia física, y con habilidad y destreza, esperaron al contacto de la personal para sumar. Y así lo hicieron, amasando una ventaja que llenaría el nido de confianza. 

Segundo cuarto

El segundo cuarto continuó con las sensaciones del primero. Parecía que los flamencos dominaban, pero los águilas del Fomento no perdían la cara al partido. Ambos entrenadores intentaban contemporizar y refrescaron sus quintetos, haciendo participar a todos sus hombres. En los momentos iniciales COIN alargó su ventaja, pero no lo suficiente para marcharse. Y Fomento apretó de lo lindo en los compases finales.

Los locales se cargaron de faltas en exceso y les penalizó el deseo de cerrar la contienda lo antes posible. Luis Menéndez y Comín se apoderaron del partido, y tejiendo ataques rápidos y capturando rebotes ofensivos redujeron distancias justo antes de llegar al descanso, con el marcador de 19-12. Los locales llegaron a la tregua contentos pero con un sabor agridulce. Querían haberse escapado. Y los visitantes ya querían saltar de nuevo a la pista, con la meta de lograr la remontada. 

Tercer cuarto

Tras la arenga de sus entrenadores y el incesante ánimo de la grada, los chicos regresaron a la pista del nido. Volvieron con la misma intensidad del inicio de partido y el público lo notaba. Sin embargo, los puntos no llegaban. COIN quería continuar con su ventaja para amasar mayor confianza y Fomento se negaba con defensas férreas a la derrota. En el ecuador del cuarto, Carro se tuvo que retirar unos minutos por una pequeña lesión, y los visitantes aprovecharon la baja del director de orquesta flamenco para sembrar el pánico en el nido. Luis de León Brumer apareció en escena para los visitantes y se desató con una tormenta de triples. Pusó la criz en la esquina y desde allí no cesó de generar puntos. 

La respuesta local salió de los pies de Landrove, que era un torbellino, y no paraba de correr. Con su arrojo y su ritmo vertiginoso no dejó que los águilas les igualaran, anotando una canasta vital al final del cuarto. Así, con la ventaja reducida, llegaríamos a un emocionante último cuarto. 

Cuarto cuarto:

El nido sabía que quedaba lo más difícil: ganar. Y se empeñó en no parar de animar a los suyos, haciéndose notar el factor cancha. Los entrenadores estallaban en cada acción y el ambiente era espectacular, hasta los niños frenaron sus juegos para vivir este final de infarto. A Brumer, de Fomento, no le temblaba el pulso y seguía a lo suyo, sumando de tres y amenazando a COIN. Pero Juan Carro volvió a pista y el orden local se reestableció.

Él mismo asumió el protagonismo y firmó un último cuarto para el recuerdo. Bandejas, tiros de media distancia, continuos apoyos a sus compañeros y acierto en sus tiros libres, todo para llevar a su colegio a la victoria. Ante su recital de calma, a los águilas solo les quedó la opción de rendirse, aunque siempre atacando. Los vivos entrenadores de COIN no dejaban de arengar a los suyos y la grada se sabía victoriosa, chillando de júbilo en cada punto, hasta llegar al final. Ahí, todo el público coreaba el nombre de su colegio, con el triunfo de los flamencos por 42 puntos a 30. El COIN había defendido su nido ante un gran rival, en un partido emocionante y ejemplar.