Los osos de Pilaristas sólo dieron un cuarto de tregua a unos peleones dinos de Cabrini en el arranque de la Copa Colegial. Impusieron su ritmo físico para romper el partido antes del descanso. 

Si pestañeas, te lo pierdes. Así empezó el Cabrini-Pilaristas, donde los osos azules no se dejaran amilanar por el factor cancha ni el dinosaurio bailón,  y salieron en tromba. Dos canastas seguidas de Pedro Ambel bajo el aro y una penetración de Carlos Relancio ponían el 0-6 de salida.

Álvaro Fuentes, con un poderoso 2+1, abría el marcador para los de casa… y empezó otro partido. Defensas presionantes a toda cancha, contraataques frenéticos, peleados rebotes bajo el aro… y Cabrini entrando por la puerta grande al partido: triplazo de Álvaro Martínez para el 9-10. Un tiro libre de Federico Andreu puso la corta ventaja visitante con que acabó el primer cuarto: 9-11.

El quinteto de Pilaristas, más alto, no lograba abrir brecha ante unos dinos que más bien parecían velocirraptores por el ritmo que estaban imponiendo al partido. La defensa en zona fue la solución de “coach” Domínguez para igualar el ritmo, y funcionó: parcial de 0-7.

La zona fue también la trampa anti-osos que desde Cabrini usaron para parar el ritmo anotador visitante. Pero la brecha estaba abierta: 10-21 al descanso.

La segunda unidad pilarista aguantaba el tirón. Pérez Seoane se hacía grande en la pintura y Relancio no perdonaba desde el tiro libre para poner el +15(10-25).

Y fue en ese momento cuando apareció la grada, instando a equipo a echarle… pues eso que ponen los dinosaurios hembra para reproducirse.

Y no faltaron. Pilaristas sufría para anotar, pero Cabrini directamente no lo consiguió en todo el cuarto. Y es no faltaba actitud, sino puntería: 10-27 para entrar al último cuarto.

La defensa es un espectáculo
Un taponazo de Pablo Martín sobre un atacante mucho mas alto desató la euforia de la hinchada local. ¡Amago de invasión de pista encabezado por la mascota! “Tapón, tapón… solo venimos a taponaros, el resultado nos da igual” cantaban con guasa los dinofans conscientes de que sólo un milagro les permitiría meterse en el partido.

Claro, en esa tesitura, los jugadores de ambos equipos se vinieron arriba, buscando taponar descaradamente para recibir el favor de la grada. “Un poquito de por favor” vinieron a decir los entrenadores, para que el partido volviera a ser de baloncesto y no una feria de pinchos de merluza. Al final, claro 15-35.