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Tres años después, Brains vuelve a la final de la Copa Colegial. El conjunto entrenado por Marcos del Olmo no tuvo piedad de un novel en estos grandes acontecimientos, como era el Colegio El Prado, y le pasó por encima tras un primer cuarto igualado (19-14). El 96-36 en el marcador final lo dice todo.
Las grandes ocasiones necesitan de los mejores trajes. Y eso lo tenía claro el mítico colegio Brains. Los correcaminos se pusieron su indumentaria más brillante para realizar uno de esos choques perfectos que pocas veces se ven y que hemos tenido la suerte de disfrutar en la Copa Colegial.
Tras superar tres eliminatorias no sin sufrimiento (en segunda ronda y en los cuartos de final vencieron por menos de 10 puntos de diferencia) en semifinales llegó el momento de poner el modo triturador. Una espectacular renta de 60 puntos de diferencia (96-36) para plantarse en la gran final de la mejor competición escolar de Europa tres años después.
Un dato lo dice todo: Brains acabó el choque con la mayor distancia de un partido que poco tuvo de ello desde el minuto 8. Hasta entonces, los flamantes finalistas tuvieron enfrente a un rival que no llegó a la Ciénaga del colegio San José del Parque con la intención de rendirse.
Alejandro González, un jugón imparable
Espoleados por su magnifica afición, los navegantes desafiaron la velocidad de los atletas alcobendenses en un primer cuarto extraordinario en el que plantaron mucha batalla (9-8 tras los tres primeros minutos de choque y 19-12 al término de los ocho minutos iniciales). Sin embargo, Carlos Gómez y sus chicos a buen seguro no se esperaban la irrupción de una estrella que dejó una actuación para el recuerdo: Alejandro González.
En tan sólo 24 minutos disputados (se marchó a la conclusión del tercer período) el ala-pívot de 1,96 centímetros de alto demostró su grandeza y el motivo por el cual es uno de los grandes nombres de esta edición. Sus 32 puntos, 9 rebotes y 38 de valoración son sólo una muestra de lo que hizo el crack de los correcaminos: de los 18 lanzamientos de campo que intentó, González anotó 13.
Con su poderío ofensivo y la aportación de un sublime Carlos Díez (20 puntos) los locales (ejercían hoy de ello) se despegaron en el segundo cuarto como se les presupone y su mote les halaga: a la carrera. Con el contraataque como principal arma anotadora, un parcial de 13-0 en un visto y no visto puso el encuentro de cara (del 19-14 al 32-14) ante un rival que perdía en su principal arma en el juego: el rebote.
Al descanso, Brains ya dominaba por 46-19 con 16 tantos de González y había casi llegado a la mitad de tantos de diferencia con los que acabó el choque. Con 36 capturas bajo los aros (por los 24 de su oponente) y un increíble 66% de acierto en los lanzamientos de dos puntos, disparó el marcador de forma severa y casi cruel apoyado en sus ocho triples ante un rival que tuvo de nuevo a su mejor hombre en Pablo Buenaventura (13 puntos y 4 rebotes).
En la segunda mitad, a pesar del triple inicial de Ignacio Hormaechea que daba esperanzas a los navegantes, la tripulación del Prado nunca encontró la dirección adecuada ante un rival que surcó los mares de forma perfecta: 17 asistencias (por las 0 de su rival) y 22 robos en las 28 perdidas que consiguieron forzar a su oponente (Brains sólo perdió el control de su posesión en 6 ocasiones). A veces los números no explican resultados, pero esta vez queda claro que sí.
Dos momentos impresionantes en una gran segunda parte
A destacar, dos momentos en los segundos 16 minutos que sacaron dos sonrisas en contenidos bien diferentes. El gran comportamiento de los colegiados, pidiendo a uno de los entregados fans presentes en la grada que los valores de la competición se respetaran, y la valentía de Luis Guil. El alero de Brains, en el ecuador del tercer período y con 59-22 en el marcador, dejó una buena muestra de sus muelles con un mate que puso en pie al público. ¡Que espectáculo de partido!
Ahora, los correcaminos llegan a su gran oportunidad: jugar la Gran Final tres años después. Algunos integrantes del cole aún sobreviven en el conjunto colegial de esa derrota frente a Fomento Fundación (el capitán Jorge Hernández, MVP de los locales, y el ayudante Álvaro Sánchez son el ejemplo).
A buen seguro que ese recuerdo les sirve de estímulo ante el gran deseo de ganar su primer estandarte. Un título que sólo guarda lugar para unos pocos elegidos. Para el Prado, a pesar de su gran competición, parece no haber llegado aún su momento. ¡Esa es la grandeza de la Copa Colegial!
Redacción. Hace 10 horas
Redacción. Hace mas de 1 semana
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