El sorteo de los octavos de final celebrado días atrás nos dejaba entrever grandes encuentros en esta fase colegial. Sin lugar a dudas, uno de ellos era el que las Águilas y las Delfinas disputarían en el Colegio San Agustín el 4 de marzo. Y no, no nos defraudaron. Cojan asiento y palomitas porque en las siguientes líneas voy a intentar transmitir lo ocurrido aquella tarde de viernes en el mítico nido de las Águilas. Y digo intentar, porque creo que no hay palabras capaces de transmitir la tensión, emoción e intensidad vividas en este espectacular cruce.

Seguro que muchos de vosotros soñasteis en algún momento de vuestra infancia (o incluso más adelante) con ese partido épico, en el que ganabas en el último segundo, tras una ardua y trabajada remontada. Puede incluso que algunas de las protagonistas de nuestra crónica lo soñasen jugando en el patio de sus respectivos colegios tiempo atrás. Y es que, aunque a veces no lo parezca, hay sueños que se hacen realidad. 

Primer cuarto: Ramiro de Maeztu comienza el partido minutos antes que San Agustín.

El reloj marcaba las 20:15 de la tarde y el árbitro principal daba comienzo al encuentro. Los primeros minutos no hacían justicia al resto del partido. Los fallos y malas decisiones provocados por los nervios, tanto de locales como de visitantes, hacían mella en el marcador, que a mitad del cuarto mostraba un raquítico 2-5. Tan solo la delfina Alba González parecía encontrar el camino al aro dando a su equipo la primera canasta del partido seguida de un triple desde alero.

Mientras las Águilas parecían seguir gafadas de cara al aro, con decenas de tiros que, a pesar de estar bien tirados no sumaban al marcador, las chicas de Ramiro de Maeztu empezaban a entrar en el partido y a deleitarnos con su juego. Manuela Rodriguez pronto comenzaba a dar muestras de su liderazgo en el rebote (tanto ofensivo como defensivo), y transformaba esos rebotes en canastas, lo que haría subir la diferencia en el marcador a la decena. Por parte de San Agustín, solo la incansable Claudia Domingo conseguía anotar en un periodo que se cerraba con un tiro desde media distancia de la Delfina Irene López-Fuensalida. Con un marcador de 4-16 para las visitantes, el partido pintaba oscuro para las Águilas que algo tendrían que cambiar si querían remontar el vuelo.

Segundo cuarto: Las Águilas empiezan a mostrar sus virtudes.

San Agustín no se iba a rendir a las primeras de cambio y en los primeros minutos del segundo periodo demostró que su intensidad defensiva había subido varios niveles. Sin embargo, el intercambio de canastas con el que comenzó el cuarto beneficiaba a las Delfinas, que llegaron a disfrutar de una ventaja máxima de 14 puntos (6-20), ya que las Águilas seguían sin conseguir anotar con fluidez.

Por suerte para ellas, la MVP Ana Alcantarilla hacía su aparición en el encuentro cuando más falta hacía, anotando primero 2 tiros libres para romper la barrera psicológica de los 10 puntos de diferencia, y luego con una canasta tras saque de fondo que hacía que la grada empezase a animarse y jalear a las suyas. Ramiro intentaba frenar el último ataque local con una defensa en zona, pero una sucesión de buenos pases y movimiento sin balón de las Águilas, conseguía encontrar la brecha por la cual anotar justo antes de que sonase la bocina que marcaba el descanso (15-22).

Tercer cuarto: El camino hacia la victoria se allana para las Delfinas.

Tras el paso por vestuarios y la charla del coach Javier Cabrerizo, parece que San Agustín sale aún con más ganas. Así lo demuestran las dos primeras acciones del cuarto; una posesión agotada por Ramiro tras una defensa asfixiante de las locales y una canasta más tiro libre adicional de Carolina de Domingo (que empezaba a carburar para lo que vendría después). No obstante, las ilusiones parecían desaparecer con el buen hacer de la Delfina y MVP Irene Franco, cuyo triple a tablero cayó como un jarro de agua fría en las jugadoras y grada locales.

Se empiezan a agotar los minutos del encuentro y con ello las posibilidades de remontada de las locales; más aún cuando la diferencia que las separa de la victoria aumenta por instantes. El entrenador del Ramiro, José Alberto Santacana, ha detectado un punto débil de las Águilas: el balance defensivo, y obviamente, no va a desaprovechar la situación. La sucesivas canastas en contraataque de las visitantes a pesar de ser suavizadas por lo puntos y rebotes (máxima reboteadora con 22 rebotes a su nombre) de la gran Claudia Domingo, permiten a las Delfinas irse al último periodo del encuentro 22-35. 13 puntos de diferencia que saben y huelen a victoria. 

Cuarto cuarto: El partido no termina hasta que el árbitro pita el final.

A pesar de un marcador poco esperanzador, ahí estaba la marea blanca, cantando “Sí se puede” y animando a su colegio hasta el final. Sin emabrgo, la Delfina Talia Herranz anotaba de nuevo al contraataque acercando aún más la victoria para el Ramiro. Pero, fue entonces cuando se desató un huracán de nombre Carolina de Domingo. Primero fue una canasta de contraataque, luego una asistencia para que Claudia Domingo anotase con facilidad bajo el aro y, para terminar, 3 (sí, sí, ¡3!) triples seguidos, a cada cual más espectacular, que enloquecían a la grada y hacían creer más que nunca en una remontada que minutos atrás se antojaba imposible (37-40).

En la canasta contraria Ramiro de Maeztu solo conseguía anotar desde tiro libre, y aunque esto daba algo de tranquilidad a los aficionados visitantes, de nuevo una canasta de Claudia Domingo tras un enorme rebote ofensivo y otra de Ana Alcantarilla tras una bonita acción individual devolvía un empate al marcador que no se producía desde el salto inicial. En el último minuto, los nervios del comienzo volvieron al campo y hubo múltiples fallos en ambos equipos. Por un lado, Ramiro tuvo la victoria tras varios rebotes ofensivos, pero estos no llegaron a convertirse en canastas y por el otro lado las Águilas tuvieron el triple para ganar en el último segundo, pero parecía un final poco épico para un partido tan espectacular donde la prórroga sería el colofón perfecto. Y así fue. Pitido final. 41-41 en el marcador.

Periodo extra: la euforia local batió a un Ramiro de Maeztu que nunca bajó los brazos.

3 minutos de añadido decidirían el pase a cuartos. Arrancaba la prórroga de este gran encuentro con caras muy diferentes en ambos banquillos. Las Águilas se encontraban en su punto más alto tras un cuarto periodo que dudo que puedan olvidar en el futuro y las Delfinas se chocaban con su punto más bajo tras un empate que aún no terminaban de creer. 

A pesar de ello, estaba todavía todo por decidir, como si de un partido nuevo se tratase. De hecho, la prórroga arrancaba con una canasta desde la pintura de la ya destacada Manuela Rodríguez. En las caras de las visitantes comenzaban a esbozarse sonrisas que creían en la victoria. Pero, si en el útlimo cuarto las Águilas no dejaron nunca de creer, no iban a hacerlo ahora. Tras dos contraataques, cada uno de un color, a falta de un minuto del final, aún la victoria no parecía decantarse para ningún equipo. Y fue entonces, en el momento justo, cuando las locales no desaprovecharon ninguna ocasión desde tiro libre. Los tiros fallados anteriormente, ahora, con una mecánica perfecta, se colaban limpiamente por el aro y le daban la victoria a las Águilas con un marcador final de 51-46.

Gritos, llantos, sonrisas, lágrimas, abrazos… un cúmulo de emociones se manifestaba tanto en el terreno de juego como en la grada al finalizar el encuentro. Una pena que ese sueño del que hablábamos al comienzo de la crónica no pueda dar una victoria a ambos equipos, porque, de verdad, ambos fueron auténticos merecedores del paso a cuartos. Mi más sincera enhorabuena a las Delfinas, que hicieron un partido de altura en un pabellón muy difícil de conquistar y cómo no, a las ganadoras del encuentro, las Águilas de San Agustín, que recordaron el significado de las palabras esperanza y confianza, que tanta falta hacen en los tiempos que corren.

MVPs: Ana Alcantarilla de San Agustín e Irene Franco de Ramiro de Maeztu.