Aún recuerdo ese primer momento. Mi primer contacto con la Copa Colegial. Fue en la escuela Liceo Sorolla de Madrid. Los Raptors y un eventazo con el gran Joe Arlauckas haciendo vibrar a todos los niños y niñas de la escuela de Pozuelo de Alarcón. Casi sin quererlo, comenzaba un idilio que me lleva hasta hoy, con las mismas emociones que en aquel momento.

Era 2017, y era la primera toma con la Copa Colegial del que hoy es este humilde Community manager, que respira, siente, vive y sonríe cada segundo que puede con la mejor competición escolar de Europa. Mucho vivido hasta quizás el punto más álgido de esta sensación, que llega con los días que tenemos por delante

Copa Colegial quiere decir lo mismo que sentido de pertenencia, identidad o fidelidad en representación de tu escuela. Valores que honran al deporte, y aquellos focos en los que nos deberíamos de centrar siempre en la formación,  dando igual los objetivos. Elitistas o no, ganar o no hacerlo, todo el mundo debe de conseguir que el jugador o jugadora que juegue en su club o en este caso en su colegio quiera vivir cada segundo de esa temporada en su determinado equipo.

Y me he encontrado, en este lustro de Copa Colegial, viendo muchas y muy diferentes ciudades, pero nunca he visto a un sólo jugador, entrenador, delegado de equipo o representante de una escuela que no tenga ese intrigante y a la vez diferente color en los ojos cuando escucha Copa Colegial. Ya te lo dice la canción, “mirar la grada y ser especial”.  Eso es lo que somos todos los que formamos parte de esta gran familia, que ahora da un paso más y puede celebrar la Fase Final Nacional. 

No se trata de que nos obsesionamos con conocer al primer campeón nacional, de hecho estos días lo que mayor melancolía nos produce es no poder contar con representantes de Vitoria, que no ha podido celebrar su competición por la restricciones sanitarias. Además, nuestros pensamientos también están con Escola Virolai, campeón femenino de Barcelona que no puede, y al que sustituirá San Agustín de Madrid.

Lo que nos llena en todos los sentidos es poder representar a lo grande la gran fiesta de la Copa Colegial, acudiendo al posiblemente mejor centro deportivo de todo Europa, (L’Alquería del Basket), a disfrutar de 72 horas de auténtica celebración colegial, con niños y niñas de todos los lugares y de todos los niveles. Todos honran los valores académicos y deportivos juntos, para ser partícipes de este evento son también parte de este experimento, pero en el que siempre a formar parte de la historia de la Copa Colegial.

Por eso, y a escasas horas de empezar el evento, las palpitaciones son nerviosas. Pero son tremendamente alegres. La Copa Colegial escala otra montaña que parecía imposible, y lo hace con ganas de no dejar de hacer ruido.

#ElDesafíodeTodos