Carol Hernando: la humildad hecha carácter

Álbum de fotos|20 Abril, 2016|Laura García Higueras| Comenta esta noticia

Hay personas que destacan porque hablan más alto, piensan más rápido o respiran más fuerte. Hay personas que llaman la atención por lo que transmiten, por lo que cuentan, por cómo hablan, por la entereza o la inteligencia que tienen. Hay personas que saben cómo hacerse notar, personas que se esfuerzan por estar siempre por delante. Hay personas frías, cálidas, serias, risueñas, extrovertidas o indiferentes. En el baloncesto, personas de todos estos tipos se disfrazan de jugadoras para demostrar todo lo que valen y todo de lo que son capaces vistiendo una equipación concreta (la de su cole) y tratando de encestar el balón en una canasta. Y así, una a una, lograr llevarse la victoria en cada partido que bien podría equipararse cada capítulo de nuestras vidas. Y sí, de entre todos los jugadores de baloncesto con el que cada uno podrá cruzarse, no todos marcan la diferencia. En la Copa Colegial lo hemos querido llamar MVP Under Armour. Y la elegida en esta décima edición ha sido Carolina Hernando; la loba de Agustiniano que recoge el legado que Aurora Mínguez le dejara en 2008.

En palabras de su entrenadora, Leyre Arias, “si hay algo que define a Carol es su humildad”. Y es que no sólo tiene talento, capacidad de liderazgo, visión de juego, verticalidad o una abrumadora confianza en sí misma. (Características por otro lado con las que cualquier entrenador quisiera contar en su plantilla). Ella es capaz de muchas cosas sin tener que gritarlo a los cuatro vientos. Juega aparentemente tranquila, se concentra en lo que hace y lo contagia. Tiene una expresión infranqueable hasta cuando anota pero, cuando llega el momento de sonreír, tiene una de esas sonrisas que se dibujan de otra forma. La de quien sabe que si ella ríe las demás también lo hacen. Y sólo los que entienden que disfrutando es la mejor forma de competir saben cómo hacerlo.

Ahora bien, Carolina no se estrenaba en esta Copa Colegial. Fue en 2014 cuando comenzó su andadura en la competición. En aquel año, su equipo cayó en Octavos ante Liceo Francés. Un encuentro en el que ya aparecía nombrada en las crónicas como “la rapidísima base de zapatillas naranjas”. Aquel día, falló dos tiros libres decisivos al final de un partido que se les acabaría escapando 47 – 46. Y es que parece ser que entre Carol y los lanzamientos sin oposición no hay demasiada buena relación. Sin embargo, en la final de este año, convirtió 11 de los 16 que lanzó. De ahí a que dedicara los dos últimos (anotados en el último minuto) a su entrenadora como homenaje a su paciencia y empatía al respecto. Pero volvamos a 2014, destacando los 7 puntos convertidos tanto en su debut ante El Valle como en la segunda ronda disputada ante Arcángel Rafael.

En 2015, volvió a sumar 7 puntos en la victoria en segunda ronda ante los entonces debutantes Gredos San Diego. En Octavos, sus 6 tantos en la prórroga ante Alameda de Osuna fueron determinantes para lograr el pase a cuartos. Unos cuartos en los que, de nuevo ante Arcángel Rafael pero esta vez con derrota, anotó 6 puntos y capturó 6 rebotes.

Entonces llegó 2016 para que la intrépida playmaker viviera su auténtico momento de gloria. Una edición especial al ser su última. La última para una generación que lleva acompañándola en toda su trayectoria baloncestística. Porque Carol siempre ha jugado en Agustiniano. Orgullosa de sus colores y compañeras, Natacha García ha sido su mayoraliada en esta andadura. De ahí a que en la entrega del trofeo, no dudara en llamarla para, abrazada a ella, agradecer el nombramiento. Una Natacha que sí que en 2010 ganó la Pequecopa que también debería haber sido de Carol, pero que al estar fuera de viaje no disputó. Se debían un título colegial juntas

Quizás por ello llegó a la presente edición de la Copa con más ganas que nunca. Decidida a hacer historia. Eso sí, tampoco ha sido un camino fácil para ella, que en primera ronda ante Padre Manyanet abandonó lesionada del tobillo el encuentro en el segundo cuarto. Un momento en el que ya sumaba 5 puntos y 1 asistencia. Esta mala suerte le obligó también a perderse el partido de segunda ronda ante Maravillas que tuvo que ver con ropa de calle desde el banquillo. Pero al fin con la llegada de los Octavos, y después de haber animado incansablemente a sus compañeras, pudo volver a atarse las zapatillas y saltar a la cancha. En la victoria ante Arturo Soria convirtió 7 puntos en los 5 minutos iniciales (acabaría con 19) para abrir la brecha que las suyas mantendrían durante todo el encuentro. Y así se resaltó su actuación en la crónica del mismo: “una playmaker capaz de tomar siempre la decisión más adecuada, ya sea distribuyendo la bola o encestando de manera compulsiva”.

El siguiente paso fueron los épicos cuartos de final ante Corazonistas, en los que protagonizaron una remontada única para acabar venciendo 34 – 40. Un partido en el que ejerció de auténtica líder de la manada: “es una base de exquisita calidad que en la segunda mitad no sólo convirtió 10 puntos, sino que sobretodo manejó el ritmo de juego como quiso”. Su actuación le valió para ser elegida como Mejor Jugadora Bifrutas de la Semana. En Semis les esperaba Fomento Fundación. Un duelo que prometía por su cara a cara con la también MVP, aunque de 2014, Carmen López de las Heras. Lástima que la segunda se lesionara y que tuviera que despedirse de forma tan agridulce de esta Copa.

Carolina se lució, anotó 22 puntos y derrochó complicidad con Lucía Gutiérrez. La pareja, acertadísimamente bautizada por nuestro cronista Fernando del Haro como “Splash Sisters”, han sabido entenderse y compenetrarse en cada encuentro aportando cada una lo que el equipo necesitaba en cada momento. Se conocen también desde hace mucho aunque no han jugado tanto juntas como lo que hacen parecer. Por lo que el mérito de su conexión es más grande todavía. Lucía todavía tiene un año por delante para seguir dando (seguramente mucha) guerra.

Por último, quedaba la Gran Final. El último paso necesario para poder alzarse con el Estandarte. Carolina aportó 18 puntos, pero sobretodo carácter. Otra de sus máximas cualidades, porque como bien reconoce su coach Leyre Arias: “tiene mucho, el necesario para jugar a ese nivel”. Su entrenadora no puede estar más orgullosa de ella, de quien dice ser “un sol de niña”. Y es que, como adelantamos en la crónica de este partido: “el MVP es un premio a la regularidad, al ejemplo, al esfuerzo, liderazgo y entrega” y Carolina es capaz de reunir todas estas capacidades en ella. Así, tras vencer 49 – 50 a Alameda de Osuna fue elegida como Jugadora Under Armour de la Copa Colegial & Bifrutas 2016, recibiendo las zapatilla (que por cierto lucía colores 100% agustinianos) de manos de Ana Bujaldón; Presidenta de FEDEPE.

Y es por todas estas razones por las que hemos querido hacer un repaso a su trayectoria en la Copa Colegial. Un homenaje el legado lubno que renueva. La huella de quien no sólo dirige, sino que transmite. De quien no espera a que el balón le llegue; se lanza a por él. De quien no se conforma con hacer historia con su colegio, sino que se convierte en el verdadero alma del equipo.

¡Gracias y Enhorabuena Carolina!


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